El mundo post-pandemia generó nuevas formas de consumo, nuevas interacciones, nuevas experiencias y nuevas formas de emprender. Hubo que adaptarse rápido a los cambios y este re-branding tuvo que ver con todo eso. En ThalesLab si hay algo que está instalado a nivel interno y externo es la gimnasia de la innovación y el cambio, por lo que la idea de generar una nueva identidad visual, que transmitiera realmente esa esencia, hizo mucho sentido.

El proceso comenzó con la conceptualización de la marca. Trabajamos muchos valores asociados y pasamos muchas horas de búsqueda de referencias visuales. Hicimos un Benchmarking (análisis comunicacional de la competencia) de decenas de empresas internacionales, haciendo énfasis en el tono de voz y sobre todo la nomenclatura a la hora de nombrar sus servicios. Queríamos entender cómo se habla de innovación en el mundo entero.

En términos visuales, el gran desafío fue generar una identidad simple y pregnante, que no necesariamente contara con muchos recursos visuales y que sobre todo se usara en panatallas (no tanto en impresos). Por eso, ese universo gráfico de la marca responde a texturas abstractas que remiten al mundo digital.  Buscamos una paleta de colores con mucha personalidad y una tipografía limpia y geométrica.

Queríamos corregir algunos problemas de desequilibrio visual que arrastraba el logotipo anterior, generando algo más compacto, que funciona casi como un sello. También se creó una iconografía que permite mostrar diferentes servicios de forma más visual.