A nivel tipográfico buscamos un tipo de letra simple y geométrica, que no compitiera visualmente con el impacto de la imagen. Lo mismo a nivel cromático, elegimos una paleta bastante apagada y acotada, que articulara con el protagonismo de la fotografía.

Para crear la marca trabajamos en equipo con mi colega Ana Puig. Desde el principio supimos que queríamos transmitir la delicadeza visual de esas materias primas tan nobles, por lo que elegimos la fotografía como medio para construir esa identidad. Arrancamos haciendo una sesión de fotos de los diferentes materiales formando una X. Nos divertimos mucho componiendo y descomponiendo, armando y desarmando. Y así nació esta identidad visual tan limpia y despojada.